Hawái, viajar al paraíso

Un 17 de enero como hoy, pero hace 124 años, un grupo de 13 industriales y hombres de negocios americanos depusieron a la reina Lili’uokalani de Hawái con un golpe de estado y se hicieron con el poder del archipiélago, que entregaron al gobierno de los Estados Unidos como territorio para así eliminar los elevados aranceles que sus productos (especialmente la caña de azúcar), tenían que pagar para entrar a América, su principal mercado. El director del golpe de Estado fue Sanford B. Dole, un abogado de origen americano y primo de James Dole, que más tarde convertiría las islas en el principal productor del mundo de piña tropical.
Hay viajes que sirven para conocer nuevos territorios, otros que son simplemente para revisar lo que ya hemos visto en infinidad de fotografías y documentales. Pero hay otros viajes que sirven para abrir la mente y liberarnos de los prejuicios que esas mismas postales han creado en nuestro inconsciente. A mí uno de esos viajes de descubrimiento me llevó a Hawái: cuando se nombra a las islas a casi todo el mundo solo le viene a la cabeza la imagen de una playa infinita con el mar transparente y tranquilo a un lado y una línea de estilizados cocoteros en el otro. Una versión terrenal del paraíso que ya cantaba Mecano, aunque el Bombay que lo acompañaba no tuviera nada de paradisíaco y solo sirviera para acompañar la rima.
Pero poca gente sabe que hay mucho más que solo playas en Hawái. Es por ello que al viajar a Hawái se descubre hasta qué punto la publicidad o el exceso de información crean una idea preconcebida, y muchas veces limitada, de la realidad. Lo que hay que hacer entonces es viajar ahí y descubrir con los propios ojos, qué hay de cierto en todo ello.

Quienes conozcan un poco su historia sabrán que las ocho islas principales de Hawái nacieron del fondo oceánico gracias a lo que se denomina un hotspot geológico, un punto de emanación constante de lava. Y esta sigue fluyendo hoy en día en la mayor de las islas, Big Island, donde el volcán Kilauea sigue emanando lava ininterrumpidamente desde 1983. Quizá los más leídos conozcan los dos grandes volcanes de las islas, el Mauna Kea y el Mauna Loa, ambos superando los cuatro mil metros de altura por encima del nivel el mar. Lo que quizá no sepan es que en lo alto del Mauna Kea se encuentra un complejo de telescopios para la observación astronómica considerados los más avanzados del mundo, y que la cima de esta montaña es, considerando la base del océano cinco mil metros por debajo del agua, la más alta del mundo.

La primera maravilla de Hawái en ser apreciada no fueron los acantilados recortados junto al mar, ni los centenares de cascadas, ni la selva tropical que se esconde en sus profundos valles, sino simplemente, el hecho de que estuvieran pobladas por gente. Hawái fue visitada por primera vez por navegantes occidentales en 1778, cuando el capitán James Cook en su tercera vuelta al mundo topó con ellas en medio del Océano Pacífico. Lo que maravilló al navegante inglés fue que las islas, a 4.000 kilómetros de distancia de cualquier lugar habitado, hubieran sido descubiertas por un pueblo primitivo sin las ventajas de los instrumentos de navegación que él llevaba en sus barcos. Los polinesios, sin embargo, llegaron a Hawái mucho antes que los europeos, y ya en el año 1000 de nuestra era habían descubierto todas las islas circunscritas en el llamado triángulo polinesio de vértices en Nueva Zelanda, Rapa Nui y Hawái.

Poca gente sabe que en el centro de Honolulu se encuentra un auténtico palacio real, ‘Iolani Palace, el único de los Estados Unidos, donde la monarquía hawaiana (iniciada por el rey Kamehameha en 1810) vivió hasta ser depuesta. A muchos les sonará como el cuartel general de Hawaii 5.0 en la serie de televisión, pero en realidad el edificio es un museo dedicado a la historia de la realeza local.

Más allá de sus paredes, y bajo la sombra de las palmeras de su largo paseo, se encuentra la famosa playa de Waikiki, antiguo recinto real en el que los ali’i (aristócratas) practicaban el deporte nacional: cabalgar las olas en grandes tablas de madera. Aquí en Hawái se inventó el surf y Duke Kahanamoku, un medallista olímpico local fue el encargado de transmitirlo al mundo. También en Hawái se inventó el Hula, aunque el baile original tuviese connotaciones religiosas y fuera un acompañamiento para los rezos de la antigua religión y no un exótico contorneo de caderas desacralizado como la versión más conocida que nos ha llegado.


En un archipiélago donde las fuerzas naturales del mar, el viento y el fuego son tan presentes, la adoración a los antiguos dioses aún sigue presente. Subí a lo alto del volcán Mauna Loa, donde el inmenso cráter cuenta sin palabras la historia de violencia magmática de las islas. Junto a su cima, al borde de la caldera volcánica, encontré unas cuantas piedras erigidas como un hito y entre ellas, medio heladas por el frío de la altura, unas cuantas ofrendas envueltas en hojas para Pele, la diosa de la lava.
Otro dios al que quizá indirectamente se sigue venerando es Lono, el de la fertilidad, puesto que el suelo volcánico y el agua abundante han conferido a las islas no solo una de las biodiversidades más profusas en endemismos del mundo, sino también algunos de los campos más fértiles: la caña de azúcar o la piña fueron sus principales motores de la agricultura, y la necesidad de mano de obra para su recolección fue la principal razón por la que millares de trabajadores de Japón, China, Filipinas, Portugal y otros países emigraran al paraíso hawaiano a trabajar. Hoy, esta mezcla de razas tiene nombre propio, el Chop Suey hawaiano, y es parte de su gran atractivo como destino y la razón de que la fusión gastronómica hawaiana tenga relevancia internacional.
Los portugueses introdujeron en las islas la braginha, que se convirtió en el famoso ukulele, y los españoles también tuvieron su pequeña aportación: Francisco de Paula Marín, natural de Jerez de la Frontera, fue asesor del rey Kamehameha y un experto botánico que introdujo el café en las laderas de Kona, aún considerado hoy en día como uno de los mejores cafés del mundo.

Más allá del tópico, traspasada la barrera mental de la idea preconcebida, es cuando se viaja realmente a los sitios cuando se descubre su esencia. Estos son solo algunos de los ejemplos de lo que uno se puede encontrar cuando viaja a Hawái. Y después queda además toda su Historia, que nos ayuda a entender la situación actual, los sentimientos propios del habitante: hoy hace 124 años que se cometió una injusticia política y la última reina de Hawái fue depuesta por un grupo de empresarios. Han pasado muchos años, pero el nativo hawaiano sigue encontrándose en una dicotomía: por un lado agradece los beneficios de ser el 50º estado de los Estados Unidos, pero por otro lado no puede dejar de recordar que hubo un tiempo en el que formaba parte de un orgulloso pueblo independiente con su propio gobierno…


Author: Jordi Canal-Soler
Website: http://www.jordicanal.com
Desde luego, desconocía por completo tantas curiosidades de Hawai (y sigue en mente la playa y el surf) pero ahora sabiendo un poco más
Y todavía tiene muchas más cosas interesantes, Joseph. Especialmente para alguien a quien le guste el Japón como tu. Obviamente está Pearl Harbor, atacada por los japoneses. Pero, ¿sabías que la mayoría de la población es de origen asiático y entre ellos los japoneses? ¿Y que muchos platos hawaianos tienen influencias japonesas?
Algunos detalles los conocía, como la influencia gastronómica, ya que en Tokyo se celebran varios eventos relacionados con Hawaii. Aún así, son muchas más las cosas que desconozco y me gustaría ver.
“Hay viajes que sirven para conocer nuevos territorios, otros que son simplemente para revisar lo que ya hemos visto en infinidad de fotografías y documentales. Pero hay otros viajes que sirven para abrir la mente y liberarnos de los prejuicios que esas mismas postales han creado en nuestro inconsciente” Este párrafo me ha hecho pensar que a mi me sucedió lo mismo cuando viajamos a Turquía con una guía mujer y musulmana; también marcharon muchos de algunos prejuicios que tenía.
Me ha gustado mucho leer tu relato porque es muy didáctico, es de los que leyéndolo se aprenden cosas nuevas de lugares que seguramente nunca visitaré. Pele, la diosa de la lava; Lono, de la fertilidad; el surf, el ukelele , el Hula… Lo que es bien cierto es que recorriendo los lugares es cuando se descubre su verdadera esencia, pero tu relato me ha aportado mucho en el conocimiento de Hawái.
¡Muchas gracias, Elvira! Decía Twain que “Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente”. ¡A viajar, pues! Y espero que algún día sí puedas visitar Hawái. ¡Te gustaría!
Y cuanta razón tienes! Hawaii es mucho más y eso que sólo pude visitar dos islas…nos hemos quedado con ganas de más!!Gran post!
¡Muchas gracias, Brujaaroundtheworld! ¡Pues todavía os quedan otras cuatro para visitar (hay dos más también, pero no se pueden visitar)! Y ya veréis que son muy distintas una de otra. ¡Hay que volver a Hawaii!
De eso estoy segura…volveré! 🙂