Algunos de los asistentes al BCNtb5 tuvimos la oportunidad de realizar una visita guiada ofrecida por Turisme de Lloret de Mar en la que conocimos la historia de este lugar, que nos resulta tan familiar y a la vez tan desconocido en su esencia.

Mucho antes del turismo: Descubriendo el Lloret de Mar de los Indianos

Existen restos arqueológicos que demuestran que la zona fue un asentamiento ya en el paleolítico, posteriormente hubieron poblados íberos y también los romanos se establecieron allí alrededor del s. I a.C. en la zona de la playa de Fenals. Hoy en día tenemos muy asociada la imagen de Lloret de Mar con el turismo de playa y vida nocturna pero lo cierto es que es un pueblo con mucho más que ofrecer. Para empezar, uno pensaría que un lugar turístico y de playa tendría que tener un pasado marinero. La primera sorpresa es descubrir que Lloret nació alejado de la costa, de hecho, el núcleo urbano de ese nombre nació de espaldas a ella, a unos 3 km hacia el interior (lugar donde se encuentra actualmente la ermita de Las Alegrías).
Las primeras referencias de Lloret como tal son de la edad media y datan del año 996, en las que se hacía referencia a la población como Loredo. En esos tiempos Lloret (o Loredo) no era más que un grupo de casas de payés en el interior ya que los pobladores se dedicaban a la agricultura lo suficientemente alejados de la costa para no ser víctimas de los constantes ataques de los piratas que frecuentaban las costas del litoral catalán.
La construcción del castillo de San Juan proporcionó cierta protección a los habitantes, lo que hizo que poco a poco se fueran afincando en terrenos más cercanos al mar. Los habitantes de la zona más cercana a la costa se dedicaban a vender los productos que se producían en el interior, así como a la pesca y el comercio de cabotaje (comercio costero entre puertos relativamente cercanos). Poco a poco, la construcción de barcos en las atarazanas de la playa (lo que hoy es el paseo marítimo) fue convirtiéndose en un medio de vida para gran parte de la población de Lloret de Mar.

El decreto de libre comercio, promulgado por el rey Carlos III en 1778 fue el que dio lugar al cambio definitivo en la actividad económica de la población de Lloret, cuyo núcleo urbano ya estaba en la zona costera. Este decreto permitía a los barcos de Lloret navegar hacia “las Américas” o “las Indias” y hacer todo tipo de comercio con estas nuevas tierras.
Fue entonces cuando apareció la figura de los “Indianos”, también conocidos como los “Americanos”. Éstos eran hijos de familias humildes que no podían sostenerlos. Con la intención de darles un futuro mejor en las tierras colonizadas, las familias con pocos medios económicos ahorraban para pagarles el pasaje hacia el territorio Americano. En algunos casos ni siquiera podían pagar el pasaje y viajaban trabajando a bordo para costearse el viaje. Muchos nunca regresaban, otros regresaban sin riquezas (de éstos se decía con sorna que habían perdido la maleta con el dinero en el Estrecho), pero unos pocos volvían convertidos en hombres ricos para volver a establecerse en el lugar que les vio nacer.
La llegada de un Indiano a la población era todo un acontecimiento. Todo el pueblo, orquestra incluída, se juntaba en la playa para verlos llegar con sus elegantes trajes de color claro y sus sombreros de ala ancha. Las familias intentaban casarlos con alguna prima o sobrina en edad de merecer, con el objetivo de que la fortuna se quedara en la propia familia, pero también las doncellas solteras tenían en ocasiones la oportunidad de casarse con un Americano que las colmara de atenciones y riquezas. Por ello se organizaban una suerte de “pases de modelos” de la época en los que las muchachas intentaban conquistar el corazón del afortunado. Al fin y al cabo, ser Indiano no era sólo tener mucho dinero, se trataba también de demostrarlo, de que todo el pueblo fuera consciente de la fortuna.

Las atarazanas de Lloret, especializadas en grandes barcos de vela, se quedaban ahora sin trabajo con el progreso del barco de vapor así que los Indianos decidieron convertir la zona en la que estaban éstas en un gran paseo lleno de palmeras y plantas con flores que les recordara a las ricas tierras que les habían propiciado una vida próspera.
Los Indianos cambiaron totalmente la vida de Lloret de Mar. Sus casas humildes de pescadores y agricultores fueron convirtiéndose en pequeños palacetes. La ostentación era clave, todo el pueblo tenía que saber que esas casas eran habitadas por ricas familias. Además, competían en donaciones para la construcción de iglesias, colegios, orfanatos y muchas otras infraestructuras que cambiaron la vida de los lugareños en muchos sentidos. Los había de todo tipo, beatos, devotos, jugadores, crápulas y mujeriegos y todo ello alimentaba la vida en la población, llenándola de historias más o menos fantásticas que entretenían a todo tipo de gente.
Hoy en día, de las casas de estilo colonial de los Indianos poco queda en Lloret de Mar. Apenas una de ellas en la parte central del paseo y la que hoy alberga el Museo del Mar.

La construcción de hoteles y apartamentos destruyó en gran parte esa imagen de ciudad de ricos Indianos, pero todavía quedan rincones en los que perderse para conocer e investigar un poquito más sobre estos fascinantes personajes cuya obra querían que pasara a la posteridad.

Casa Museo de Can Font

Finalizamos el recorrido por la historia indiana de Lloret de Mar visitando esta casa indiana urbana, la única visitable en Catalunya, ubicada en el centro de la población.

Construida por el Conde de Jaruco a finales del S. XIX,  pasó a manos de un industrial textil de Sabadell a mediados del s.XX y desde finales del año 2016 podemos admirar la fachada de estilo neoclásico y el interior de estilo modernista, gracias a que fue adquirida por el Ayuntamiento de Lloret y tras pasar unos años como guardería y otros tantos cerrada fue restaurada por la Escuela Taller de pintura.

Han restaurado pinturas, esgrafiados y recuperado muebles y enseres de diferentes casas de Lloret, para poder conocer mejor cómo se vivía en esa época y sus costumbres.

Os recomendamos que realicéis esta ruta guiada, dentro de la ruta que realizamos pudimos ver el paseo, la casa Museo del Mar, el ayuntamiento de estilo neoclásico y con el escudo de un rey poco conocido en la parte superior que reinó solamente durante 2 años (Amadeo I de la casa italiana de los Saboya)

La iglesia de San Román (con sus añadidos modernistas hechos por Bonaventura Conill i Montobbio, seguidor de la Escuela de Antonio Gaudí) son una joya escondida, y la visita a la casa-museo de Can Font en el interior del municipio.

Os podéis apuntar en las oficinas de turismo y en la casa del Mar, os lo explicaran todo muy bien y con algunas curiosidades más.

Texto y fotografias de La Mi Voltant pel Món y La Guía de Los Trotafurgos