Guía para disfrutar de Nápoles a lo máximo
Nápoles es la ciudad de las contradicciones, del absurdo, del caos y de la belleza exagerada. Su patrimonio artístico y cultural es impresionante: hay palacios e iglesias de diferentes épocas y estilos por todas partes, museos que conservan preciosas pinturas y esculturas, y cuevas escondidas envueltas en misterio.
Luego están los perfumes, la música neomelódica, el bullicio de los mercados, los coches y las motos que aparecen de repente, los murales y, por supuesto, la ropa tendida a secar: imagen icónica de esta ciudad.
Visitar Nápoles es una experiencia sin precedentes y yo con esta guía te voy a ayudar a disfrutar de ella como si fueras un verdadero lugareño.
Spaccanapoli
Aunque es muy impactante, para conocer Nápoles debes empezar la visita por el casco antiguo y sus caóticas callejuelas. La calle más famosa del casco antiguo de Nápoles es Spaccanapoli, es decir via Benedetto Croce, que remonta a la época grecorromana. Junto con via dei Tribunali y via della Sapienza representa uno de los tres principales decumanos de la antigua Neápolis.
El nombre Spaccanapoli significa dividir la ciudad en dos partes y es exactamente lo que hace. Desde el mirador de la cartuja de San Martino y Castel Sant’Elmo eso se puede ver perfectamente.
Dar un paseo por Spaccanapoli puede durar incluso un par de horas, y no por ser tan larga sino por estar repletas de plazas, iglesias, palacios históricos, bodegas y tiendas de comida callejera. Básicamente te vas a parar cada dos metros.
Si empiezas el recorrido desde Plaza del Gesù, no te puedes perder la Iglesia del Gesù Nuovo, una de las más importantes de la ciudad y la única con la fachada a punta de diamante, es decir con pequeñas pirámides que sobresalen hacia el exterior. A continuación, la Basílica de Santa Chiara con su precioso claustro de mayólicas, frescos del ‘700, jardines y árboles de limón. La entrada a la Basílica es gratuita, mientras que para acceder al claustro hay de pagar € 6,00 y suele haber siempre bastante cola.
Antes de llegar a Plaza San Domenico, tendrás ya la tentación de pararte a comer un trozo de pizza, un “cuoppo frito” (un cono de papel paja con dentro varios platos fritos) o una sfogliatella en la pastelería más antigua de Nápoles, Scaturchio. Pues, hazlo porque necesitas calorías para andar mucho.
Plaza San Domenico Maggiore está rodeada de edificios históricos y casas nobles. Una de ellas es Palazzo Sansevero, la más peculiar. Se cuenta que en esta casa se sucedieron asesinatos por honor, extraños experimentos alquímicos y fenómenos paranormales. El palacio lleva el nombre del Príncipe de Sansevero, Raimondo di Sangro, al que se debe uno de los museos más singulares del mundo: el Museo Cappella di Sansevero.
En su interior, se encuentran estatuas y mausoleos, la máquina anatómica (dos esqueletos, un hombre y una mujer, sobre los cuales está reproducido fielmente el sistema circulatorio), y el Cristo Velado: una estatua de mármol que representa a Jesucristo muerto, cubierto de un sudario transparente. Se trata de una verdadera obra maestra del arte escultórica del ‘700.
Se cuenta que si todavía no te has sacado la carrera, no debes entrar en la Capilla, sería de mal augurio. Si ya la sacaste o no eres supersticioso, entonces puedes comprar la entrada tranquilamente y disfrutar de la visita. Ojo! Compra la entrada con antelación porque hay siempre muchísima cola. El precio del billete es de € 10,00.
Otro rincón de Spaccanapoli lleno de simbología es Piazzetta Nilo con su estatua del dios Nilo. La estatua se remota a cuando muchos egipcios de Alejandría de Egipto se asentaron en esta zona, en época grecorromana, y representa a un hombre barbudo semidesnudo acostado sobre las olas del río Nilo. Con su brazo izquierdo se apoya en una miniatura de la Esfinge y con su mano derecha sostiene una cornucopia, símbolo de abundancia, armonía, felicidad y providencia.
El último tramo de Spaccanapoli te llevará a San Gregorio Armeno, la calle de los belenes. Durante el período navideño, esta calle es casi imposible de recorrer. Así que, si estás por la zona en esos días, ármate de paciencia. Si en cambio visitas Nápoles en otro momento, no te preocupes porque las bodegas está abiertas siempre, incluso en verano, y podrás comprar tu souvenir sin estrés.
Via dei Tribunali
Subiendo San Gregorio Armeno llegarás a Via dei Tribunali, probablemente el decumano aún más característico de Via Benedetto Croce (Spaccanapoli) por su folclore.
En esta calle son tres las cosas que no te puedes perder:
- Comer la frittatina di pasta de Di Matteo, en Via dei Tribunali 94, una de las comidas callejera más populares en Nápoles;
- Bajar a Napoli Sotterranea, un laberinto de túneles subterráneos, cuevas y cisternas donde encontraron refugio miles de napolitanos durante la Segunda Guerra Mundial;
- Entrar en la Iglesia de “le capuzzelle”, es decir de las calaveras. Algo similar al Cimiterio delle Fontanelle, otro lugar que no puede faltar en tu itinerario.
El Complejo Museal de Santa Maria delle Anime del Purgatorio ad Arco era el lugar de enterramiento de los pobres. Tanto en el exterior como en el interior de la iglesia se pueden ver calaveras y huesos por todas partes. Mientras que en el sótano se guardan los cráneos de las almas pezzentelle, de los muertos anónimos que se consideraban intermediarios entre los mortales y las divinidades oficiales.
En realidad, en via dei Tribunali, hay más cosas que valen la pena ver, como la cabeza de Pulcinella, una escultura en bronce de este personaje de la comedia del arte napolitana. Parece que tocar la nariz de Pulcinella trae buena suerte. O probar la pizza de Sorbillo, una de las pizzerías más famosas de Nápoles. En fin, comprar algún producto local.
El barrio de la Sanità
Hace unos años, muy pocos turistas se atrevía a entrar en este barrio de mala fama, en cambio ahora el Rione Sanità está de moda, gracias a una asociación, La Cooperativa La Paranza, que ha podido reconstruir y revalorizar muchos de los lugares históricos abandonados.
En época grecorromana el barrio era lugar de enterramiento, por eso aquí están las catacumbas de San Gennaro, con alrededor de tres mil tumbas, incluida la de San Gennaro, patrono de Nápoles, y el Cementerio de le Fontanelle.
Más tarde, en el 1700, al Rione se mudaron muchos nobles de Nápoles, para los cuales se construyeron elegantes y hermosos edificios barrocos, como el Palazzo dello Spagnolo. El barrio se animó de gente de cualquier origen social, se montaron mercados, edificaron iglesias, pero luego se aisló nuevamente con la construcción del Puente della Sanità, conocido también como el Puente de Maddalena Cerasuolo, que servía para conectar la ciudad a la Reggia di Capodimonte, histórica residencia de los Borbones de Nápoles.
El Rione Sanità aparece en muchas películas famosas, algunas de Totó, otros de Sofia Loren, hasta en unos capítulos de la serie Gomorra. Recientemente, en muchos social network también. Especialmente por sus murales.
Si buscas el famoso mural de Maradona, uno de los más icónicos de la ciudad, que sepas que está en via Emanuele de Deo, en el barrio español. Ahora que el Napoli es líder de la Liga de fútbol italiana, este lugar se está convirtiendo en una etapa casi obligada. En el Rione Santià acaban de inaugurar un mural nuevo del Pibe de Oro.
El barrio español
El barrio español se construyó en el 1539, cuando Nápoles formaba parte del Reino de España, para acoger a los militares españoles. Se situa en pleno centro ciudad, entre Via Toledo y la cartuja de San Martino, en la ladera de la colina del Vomero. En su interior se pueden distinguir tres zonas o barrios más pequeños: San Ferdinando, Avvocata e Montecalvario muy característicos por sus callejuelas estrechas, la ropa tendida, la gran cantidad de iglesias y mercados locales.
Dar un paseo por el barrio español significa conocer la parte más autentica de la ciudad y acercarse a la verdadera “napoletanità”.
Si te estás preguntando si es peligroso entrar en el barrio español, como en el barrio de la Sanità, la respuesta es no. Durante los últimos años muchas cosas han cambiado en este barrio y ahora los turistas se adentran tranquilamente.
Del barrio, lo que no te puedes perder es una visita por el mercado de la Pignasecca, muy peculiar, donde encontrarás pescado del día, fruta y verdura de temporada, además de ropa, ropa interior sobre todo y calzados. Entre una compra y la otra, te puedes parar a comer una pizza a portafoglio, doblada para llevar, o los callos en la famosa la tienda Le Zendraglie.
La parte monumental de Nápoles
Saliendo del barrio español, te encontrarás finalmente en Plaza Trieste e Trento, donde de golpe verás, por un lado, la entrada a la Galleria Umberto I y, por otro lado, el Teatro San Carlo, el Palacio Real y Plaza del Plebiscito.
El Palacio Real se construyó en el 1600 para alojar primero a los virreyes españoles, luego los reyes Borbones y en fin los Bonaparte. Del Palacio se pueden visitar la escalera de honor, el apartamento del Rey, el apartamento de la Reina, la Biblioteca Nacional y los Jardines.
El Teatro San Carlo, situado en la parte lateral del Palacio, se construyó un siglo más tarde y representa uno de los teatros italianos más bellos y más importantes de Italia.
La Galleria Umberto I es una galería comercial, con el techo acristalado, que se construyó a finales del 1800. Tiene cuatro entradas: la primera en frente del Teatro San Carlo, la segunda en via Toledo, la tercera en calata Santa Brigida y la cuarta y última en frente del Castel Nuovo, conocido también con el nombre de Maschio Angioino: un castillo medieval edificado por Carlos de Anjou (1279-1282).
Via Parténope y el Vesubio
Este recorrido tan bonito de Nápoles puede acabarse en via Parténope, desde donde se puede admirar el Vesubio y todo el Golfo de Nápoles.
Una vez cruzado Plaza del Plebiscito, hacia el mar, te esperará un paseo de unos 15 minutos hasta Castel dell’Ovo, el Castillo más antiguo de Nápoles. Su nombre remota al poeta latino Virgilio que, según la leyenda, escondió un huevo dentro de una jaula debajo del castillo. Si algún día este huevo llegará a romperse, entonces una serie de catástrofes acabarán con la ciudad de Nápoles.
Toda la zona alrededor del Castillo y a lo largo de via Parténope es muy bonita, no sólo por las vistas, sino también porque buena parte de la calle es peatonal y hay muchos restaurantes de pescados o pizzerías donde pararse a comer y tal vez enamorarse aún más de esta ciudad al atardecer.
Si te gusta la comida callejera, pásate por mi blog partenzasenzaritorno para descubrir dónde y qué comer en Nápoles.