¡Eh, tú! Sí, tú. Te estamos buscando a tí… ¿Sueñas con ser el ganador o ganadora del #BcnTBRunBrussels? Si es así, los bloggers de Barcelona TB te llevamos a Bruselas a través de esta carta, en la que compartimos contigo nuestros lugares preferidos para transportarte, aunque sea momentáneamente, a la capital de Europa. ¿Soñamos juntos?
Querido ganador del #BcnTBRunBrussels:
Cuando vayas a Bruselas no puedes dejar de visitar su símbolo más representativo: el Atomium. Éste se encuentra al norte de la ciudad, en el parque Heysel. Seguro que no lo pasarás por alto porque es bien visible. Su estructura mide 102 m. de altura y está hecha de acero y aluminio. La representación del átomo está compuesta por 18 esferas gigantes y super brillantes que te dejarán pasmado durante un buen rato. Además, si quieres, puedes subir a la parte más alta, en un elevador para poder contemplar las vistas de la ciudad.
Recomendado por Gloria, de La maleta de Glo.
Otro de los símbolos de Bruselas es una estatua de apenas 50 centímetros de altura: el Manneken Pis (el niño meón). Es tan famoso que incluso ¡tiene un amplio vestuario de más de 900 trajes! Durante 130 días al año lo visten con uno diferente. Pero no queda ahí la obsesión de la capital belga con la micción, y es que existe una version femenina (el Jeanneke Pis) e incluso una version perruna (Zinneke Pis). ¿Serás capaz de encontrarlos?
Reto lanzado por Miguel Ángel y Nuria, de Muero por Viajar.
Nosotros te proponemos visitar el Hemiciclo del Parlamento Europeo como uno de los atractivos de Bruselas. Puede acoger 751 diputados de todo el continente, su visita te hace dar cuenta de la grandiosidad de la Unión Europea. Por un momento puedes sumergirte en el ambiente del mayor parlamento multinacional del mundo e incluso asistir a una reunión plenaria, donde ver a los políticos en acción.
Además de aprender cómo funciona, es importante recordar que, en Europa, hace no mucho, las diferencias entre países no se resolvían votando y, sobre todo, que es un símbolo del triunfo del diálogo frente a las guerras, para que los horrores del pasado nunca se vuelvan a repetir.
Recomendado por Pilar y Jordi, desde No me cabe en la maleta.
Si te gusta la cerveza el objetivo será «Delirium Tremens», la catedral del mundo cervecero; una bodega antigua que se encuentra en todas las guías aventureras porque ostenta el récord de número de cervezas a la carta. Este bar, en el centro de la ciudad, está situado en la misma calle, justo enfrente, que Jeanneke Pis, la fuente de la niña meona. Llegar al callejón puede ser una aventura en sí, porque extraños personajes en la puerta de los restaurantes intentarán adivinar tu nacionalidad e insistirán para que entres a comer. Una especie de gran bazar gastronómico.
Recomendado por Elvira, Una Jubileta Inquieta.
Cuando llegues al corazón de Bruselas, la Grand Place, tómate tu tiempo, ya que verás tanta belleza arquitectónica a tu alrededor que no sabrás dónde mirar. Déjate llevar por toda la energía que rebosa la plaza mediante los visitantes, bares, pintores, puestos de flores, etc. Ve por la tarde, pasa un buen rato, sal por la parte trasera de la plaza y entra en el museo del chocolate. De allí saldrás con una sonrisa dulce, la mejor manera para volver a la plaza de noche, donde todo habrá cambiado, la Grand Place se habrá puesto de gala. Disfruta del momento.
Recomendado por Anna, de Diario de Viaje Kiana.
Viajero, atento, pues te voy a contar un secreto. Bajo el entramado de las calles de Bruselas se oculta el río Senne. Tan solo los bruselenses, y algún que otro turista curioso se han acercado hasta el número 21 de la Plaza de Saint Gèry para ver el único tramo descubierto. Cuando se decidió soterrar el río, quizá, no se pensó en la huella que dejaría en la vida y costumbres de los locales. Y es que “afectó” a una levadura característica del valle del río y que se emplea para elaborar un estilo de cerveza local conocida como lambic.
Secreto compartido por Miryam, del blog A donde quiera que vaya.
Y si eres de los amantes de la cultura contemporánea, no puedes perderte CENTRALE for contemporary art. Se trata del museo de arte contemporánea de la ciudad. Pero no solo eso, dispone de sección “lab” y “box, una iniciativa para la promoción de nuevos artistas de la ciudad. Además, su ubicación en la plaza de Sainte-Catherine te garantiza una parada fantástica para comer lo más típico de la gastronomía belga en los puestos de calle en sus terrazas. De todas formas, yo también te recomiendo el buen café y bollería de Boulangerie Charli o que pruebes uno de los mejores sushis de la ciudad en conexión con la cultura californiana y a muy buen precio en Makisu. Ya con el estómago lleno, piérdete por las calles del entorno y disfruta de las tiendas de diseño que convierten a este pedacito de Bruselas en uno de los más hype.
Recomendado por David, del blog De pronto a bordo.
Bruselas es una ciudad mágica llena de historias fantásticas, de esas que se encuentran escondidas entre las páginas de los mejores cómics. Pero con una diferencia: aquí los cómics se dibujan en las paredes de la ciudad. Grandes héroes te esperan en las rúas más insospechadas, como Tintín en la rue de l’Étuve, Brousaille en la rue Marché-au–Charbon o, en la misma calle, el gran espía de la Primera Guerra Mundial, Victor Sackville. Así que nuestro consejo es éste: ¡déjate llevar por la magia de las calles de Bruselas y disfruta como lo haría un niño!
Recomendado por Sergio y Ana, del blog Con billete de vuelta.
Cuando llegues a Bruselas y te cuenten que su plato estrella son las patatas fritas no te lleves las manos a la cabeza, realmente son de las mejores que he probado nunca. El truco está en la forma de hacerlas: las fríen dos veces, la primera a menor temperatura para cocerlas por dentro y la segunda para que queden crujientes por fuera. Están riquísimas. Los mejillones también forman parte de la gastronomía popular de Bruselas. Si te gustan los moluscos, ¡no dejes de probarlos! Y por supuesto, el chocolate, ¡ay el chocolate…! Bélgica es uno de los mayores productores de chocolate del mundo. Aprovecha tu viaje y trae para la familia, te querrán mucho cuando lo prueben.
Recomendado y comprobado por Beatriz, de Xperimentando.
En tu visita a Bruselas no te olvides de probar uno de sus delicatessen más famosos, hablamos del chocolate como no podría ser de otra manera. Si además eres tan amante del chocolate como nosotros, te recomendamos que no dejes de pasar por el Museo del Chocolate “Belgian Chocolate Village”, donde te enseñarán no sólo cómo se fabrica, sino su origen con algo de historia, hay una recreación de los utensilios que se usaban antaño para hacer el chocolate, e incluso vajilla antigua en la que se solía servir este producto cuando se calentaba y se quedaba líquido. Por último, encontrarás infinidad de figuras, algunas muy complejas, hechas de chocolate, magistral.
Recomendado por Virginia y Fran, del blog 365 sábados viajando.
Para acabar un día redondo en Bruselas no hay mejor lugar que el Mont des Arts. Por aquí están algunos importantes museos de la ciudad, como el de Magritte o el de Instrumentos musicales (que, por cierto, es un edificio muy chulo). Pero no es solo por eso por lo que debes subir hasta este punto de la ciudad. Desde aquí tendrás una de las mejores vistas de Bruselas, con la torre de la Grand Place como protagonista. Mi consejo es que vayas al atardecer, ya que la mezcla de colores del cielo con las luces de la ciudad crea un ambiente verdaderamente mágico. Si quieres sorprender a tu acompañante de viaje, el lugar es éste 😉 .
Recomendado por Estela, del blog Viajes e ideas.
Terminamos nuestra carta deseando que te hayas acercado a tu sueño leyendo estas líneas… ¡Aunque lo que realmente nos gustaría es que seas el ganador o ganadora del #BcnTBRunBrussels! Gracias a Turismo de Bruselas, un fin de semana para dos personas con vuelos, alojamiento y dos Brussels Cards incluidas te está esperando. La particular ginkana de nuestro 4º aniversario te llevará a recorrer las calles de Barcelona, y cada una de sus paradas te acercará un poquito más a tu sueño de visitar Bruselas. ¡Participa!
Instagram nou
