Estrasburgo, capital de Europa
Estrasburgo es la capital de Alsacia y de Europa. Hay que tener en cuenta un pequeño detalle histórico para entenderlo: En 1949, cuando acabó la guerra, se la escogió como capital regional y como sede del Consejo de Europa.
Su nombre: straten-burgum, ciudad de los caminos, no engaña porque esos caminos unas veces traían paz y otras guerra.
Buscando información encontré que fue urbe muy importante en la Argentoratum romana y que quedó libre del Sacro Imperio Romano-Germánico. Que Erasmo la visitaba y Guttenberg inventó la imprenta allí (aunque los alemanes digan que fue en Maguncia). Acogió bien las ideas de la Reforma y fue plaza protestante hasta que el Rey Sol la metió en la Francia católica. En 1792 se cantó allí por primera vez La Marsellesa…
Con todo esto no es de extrañar que los padres de Europa la convirtieran en un símbolo de concordia.
Lo que sucede es que la constante referencia por ser una de las tres sedes del Parlamento Europeo (Bruselas y Luxemburgo son las otras dos) y acoger el Consejo de Europa y el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, hace que parezca de lejos una ciudad aburrida y llena de funcionarios que van y vienen.
El centro histórico de Estrasburgo
Los viajeros cuando llegan encuentran una ciudad hermosa, acogedora y brillante, más allá de esos funcionarios, sus despachos y sus idas y venidas en avión.
En la llamada Grande Ille encontramos el centro histórico; se trata de una isla en el río Ill.
Sus poco más de 250.000 habitantes están orgullosos que su centro histórico sea Patrimonio Mundial de la Unesco y esté presidido por la imponente Catedral de Notre Dame.
Esta catedral es una preciosa obra maestra del gótico; toda de piedra arenisca rosa que da ese original color a las fachadas.
Su aguja de 142 metros de altura fue hasta el siglo XIX, el edificio más alto de toda la cristiandad. Imposible fotografiarla si no llevas un gran angular. Subimos hasta la plataforma situada a 66 metros y vimos todos los tejados de la ciudad.
En la misma plaza de la catedral, en una de sus esquinas, encontramos la Casa Kammerzell, una preciosidad del siglo XV. Es un edificio medieval de madera y de estilo gótico que en la antigüedad fue el hogar de muchas familias.
Me hubiese gustado visitarla por dentro, pero actualmente acoge un hotel- restaurante de lujo, “comida cara para estudiante”.
Muy cerca está el embarcadero dicho del Palacio Rohan que da acceso a una de los barcos que hacen la ruta turística por el río. El día era bueno y pensamos aprovecharlo para sacar fotografías y descansar un poco de andar.
Navegar por los canales en uno de los barcos turísticos es una forma especial y distinta de ver la belleza de esta ciudad. De ese modo se aprecia el atractivo de los numerosos puentes, los edificios enteros, el barrio del Parlamento Europeo, el Universitario, la Petite France…, y con las explicaciones aprendes la manera de funcionar de las esclusas.
La Petite France de Estrasburgo
La Petite France es el barrio de toda la vida, el más antiguo, que va desde la Iglesia de Saint-Thomas hasta los Ponts Couverts. Era el barrio de los pescadores, molineros y curtidores. Hoy es un escaparate para los que lo visitan. No es un barrio bohemio porque, a mi gusto, está demasiado puesto. Vemos anticuarios, artesanos, restaurantes y patios con terrazas interiores… Sí que es muy pintoresco, pero todo muy típico.
Lo mejor, las casitas del siglo XVI y XVII de tejados inclinados, entramados de madera y muchísimo color.
Marcando la entrada al barrio se encuentran los Ponts Couverts que en el año 1228 eran parte de una fortificación formada por galerías cerradas. Estos puentes siguen conservando el nombre a pesar de la desaparición de su techo. Del complejo quedan las cuatro grandes torres que podemos ver en la actualidad.
Muy cerca de los puentes está la Presa Vauban, una construcción de carácter defensivo muy bonita. Esta esclusa fue construida en 1690 para impedir los ataques desde el río. En su interior ofrece de forma gratuita una exposición de esculturas y una terraza panorámica. Desde allí se tiene la mejor panorámica de los Ponts Couverts.
El Barrio europeo (Quartier Européen)
Este barrio es sede de las principales instituciones europeas, allí se agrupan todos los edificios. Aunque no es un lugar turístico al uso, sí es una visita recomendada aunque sólo sea por la importancia que tiene en nuestras vidas la Comunidad Europea. Los puntos más visitados son el Consejo de Europa, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y, por supuesto, el Parlamento Europeo.
Dejando atrás los edificios acristalados y vanguardistas, y a poca distancia, justo detrás del Consejo de Europa, encontramos el Parc de L’Orangerie.
Es un jardín público, el más antiguo de la ciudad y el preferido para disfrutar de paseos al aire libre. Construido en el siglo XVII, tiene unas vistas espectaculares, rutas marcadas para bicicletas y senderismo, un lago navegable en su centro, buena comida en un restaurante ubicado en una casa de madera, una mini-granja y hasta un pequeño zoo gratuito.
Y después de plaza en plaza y de calle en calle
Estrasburgo es una ciudad para olvidarse del mapa y descubrir hasta el último rincón, al menos los más céntricos.
Recorrimos la place Broglie, la place Kléber, la place de La República, la place Gutenberg y la place du Marché aux Cochons-de-lait. (Esta última pequeña, con mucho ambiente y músicos tocando en vivo).
Nos despedimos de la ciudad en un winstub con mucho ambiente… y vino alsaciano, choucroute, baeckeoffe, tarta flameada, foie gras y spaetzle…
Mañana sería otro día y la Selva Negra nos esperaba.
Author: Elvira Galindo Moreno
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