Hacer el Camino de Santiago en familia

Llevamos viajando en familia desde hace casi diez años porque cuando la peque nació no dejamos de viajar. Al contrario, empezamos a viajar todavía más.

Son muchos los países y ciudades que hemos visitado y que han dejado huella en nosotros, pero si hay un viaje especial y satisfactorio entre todos los que hemos hecho (y los que nos quedan por hacer) es el que nos llevó a hacer el Camino de Santiago.

Si te estás preguntando si es una buena idea hacer el Camino con peques, quédate, porque este post es para ti.

¿Se puede hacer el Camino de Santiago con niñas/os?

Tenemos dos respuestas a esta pregunta. La respuesta corta es SÍ, así en mayúsculas; y la respuesta larga es Sí, pero primero sopesa algunas cosas.

Cosas a tener en cuenta para hacer el Camino de Santiago con niñas/os

1. Un viaje como éste, que supone un gran esfuerzo físico, tiene que ser deseado por todos los miembros de la familia. Durante las etapas tendréis momentos de paz, de tranquilidad y de gran conexión familiar, pero también de cansancio y de aburrimiento, que pueden generar tensiones.

Conectar con la naturaleza nos conecta a nosotros mismos.

2. No te compares con otros peregrinos. En el Camino cada uno lleva su ritmo y no puedes comparar las horas que tarda en completar una etapa un adulto, que no tiene a nadie a su cargo, con las que tarda una familia con peques de piernas cortas o en plena etapa de crecimiento. Si lo haces solo conseguirás frustrarte.

3. Los protagonistas de un viaje en familia son los niños. Por mucho que a tu peque le apeteciera hacer el Camino, quien le ha metido en este embolao eres tú, el adulto. Así que, aunque te apetezca mucho caminar un rato sola/o —que te apetecerá—, si no puedes hacerlo porque tu peque te reclama… no te queda otra que aguantarte. Lo más importante es que el peque esté bien, animado y entretenido, y que sea el protagonista.

4. Si no estáis acostumbrados a caminar, pensáoslo bien y preparaos a conciencia. El Camino lo puede hacer cualquier persona y en cualquier estado de forma física. Pero no puedes perder de vista que son muchos kilómetros al día, en una zona con un clima muy cambiante y que resulta muy exigente para todos, hasta para los que están más en forma. Si tus peques son de los que remolonean cuando les toca caminar más de dos calles, la experiencia os puede resultar una tortura… a todos. Al Camino hay que ir preparados físicamente y, sobre todo, mentalmente.

La flecha amarilla marca el camino. Síguela y no te perderás.

5. Estudia bien todas las opciones a tu alcance. A la hora de peregrinar hasta Santiago de Compostela tienes que saber que no hay un solo camino. Hay diferentes rutas que te llevan a Santiago que parten desde diferentes puntos de la península. La más conocida es la del Camino Francés, sobre todo en sus últimos 114 kilómetros desde Sarria (éste es el tramo que hicimos nosotros), pero hay otras con diferentes niveles de exigencia como el Camino Portugués, el Inglés, el de la Plata, etcétera.

Además, hoy en día existen muchas empresas que se encargan de organizar tu Camino (albergues, etapas, coche de asistencia, transporte de mochilas, etcétera), para que tú solo tengas que preocuparte de caminar y de vivir la experiencia. Esta es una opción más que interesante si vas a hacer el Camino con peques.

Una experiencia de vida

Que el Camino es toda una experiencia de vida, lo habrás escuchado (o leído) mil veces, pero ¿qué pasa en el caso de los peques?

Pues lo mismo, por supuesto. En el Camino aprenderán a enfocar toda su energía en una sola tarea y a tomar conciencia de absolutamente todo cuanto les rodea. Aprenderán que hay vida (mucha, de hecho casi toda) lejos del asfalto y que, cuando uno llega a destino, ni se acuerda de las pantallas, porque lo único que importa es darse una buena ducha, recibir un masaje cariñoso en los pies, llenar el depósito y descansar como nunca antes habían merecido.

Los animales te acompañan durante todo el camino.

Aprenderán que, por muy cansados que estén, siempre pueden dar un paso más, y que superarse a uno mismo es una de las mayores satisfacciones que puede experimentarse en esta vida.

Aprenderán que ser pequeños no les hace menos válidos. Aprenderán que hay tanta gente buena, que estará pendiente de ellos y les regalará palabras de ánimo sin conocerlos, que ampliarán sus horizontes y nunca se sentirán extraños en ninguna parte. Y reforzarán ese sentimiento intenso e insustituible que les hace tener la seguridad de que, estando en familia, cualquier lugar se vuelve un puerto seguro; de que estando en familia cualquier lugar es casa.

La meta: Santiago de Compostela.

Si estás pensando en hacer el Camino de Santiago en familia, esperamos que este post te haya ayudado a decidirte. Y, si todavía tienes dudas, te invitamos a pasarte por nuestro blog maletaparatres.com, por nuestro canal de YouTube y por nuestras redes sociales  donde te contamos con todo detalle cómo fue nuestra experiencia.

¡Buen Camino!

Como familia viajera tenemos una misión: demostrarte que puedes viajar con tus peques y, además, disfrutarlo.

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