Dentro de la celebración del 3er aniversario de la Asociación Barcelona Travel Bloggers algunos tuvimos la oportunidad de disfrutar de un soleado domingo en el mar dando un paseo en las Golondrinas de Barcelona.
Joaquín y su familia del blog Los Viajes de Quim, Elena y Éric, Mónica del blog El Viaje de Sofi y mi “media manzana” y yo del blog Voy a NYC, acompañados de buenos amigos y de Agustí, responsable de las Golondrinas, que nos atendió durante toda la actividad, disfrutamos de una mañana increíble.
Si eres de Barcelona sabrás que las Golondrinas son algo muy típico nuestro y si no lo eres al menos te sonará el nombre, por ser una de las actividades turísticas con más tradición. Y es que las Golondrinas llevan ya más de 100 años embarcando a pasajeros locales y foráneos para disfrutar de las vistas del litoral de la ciudad.
En la actualidad las Golondrinas hacen 2 rutas distintas y para ello también disponen de 2 tipos de embarcaciones:
Las Golondrinas tradicionales siguen haciendo la ruta de sus inicios saliendo de Moll de Drassanes y recorriendo todo el puerto en un viaje que dura aproximadamente unos 40 minutos. Durante el trayecto se divisa el Moll de Ponent, el castillo de Montjuic y la estación marítima de cruceros, entre otros.
Desde hace algunos años las Golondrinas ofrecen una nueva ruta a bordo de modernos catamaranes para navegar por el mar hasta llegar al Forum y es que el litoral barcelonés ha cambiando mucho en los últimos años y las Golondrinas se han adaptado a los nuevos tiempos.
Nosotros hicimos el paseo en las Golondrinas tradicionales, a bordo lo primero que se siente es nostalgia pues creo que todos hemos subido de pequeños acompañados de padres, abuelos o en una excursión escolar.
Tenía el recuerdo del enorme mar infinito delante de mi… pero será que he crecido desde entonces, porque esta vez lo ví todo más pequeño. Bueno el mar sigue siendo infinito, pero el puerto me pareció menos imponente que hace años. A ello contribuyó también el hecho de encontrar amarrado uno de los barcos más grandes del mundo, el Harmony of the Seas. Pasar a su lado fue como sentirse un ser diminuto en un mundo de gigantes.
A pesar de sentir que el puerto de Barcelona se me había hecho pequeño con los años, durante la excursión disfruté mucho más que antes de las vistas que ahora son mucho más completas, contraste de tradición y modernidad, con el edificio del World Trade Center y el Maremangnum por un lado y el puerto y la estatua de Cristóbal Colón, por el otro.
¡Qué bonita es Barcelona desde el mar! … y esto os lo dice una blogger que escribe en un blog de Nueva York y que está enamorada de la Gran Manzana y su Skyline, pero que cuando pasea por si cuidad siente que aquí tampoco tenemos nada que enviar 🙂
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Que guay este paseo! Tengo que hacerlo un día!