El corazón de Laos

Debe ser muy difícil encontrar un país con una población más tranquila que la de Laos. Una vez visitas esta tierra parece imposible que nada inquiete a sus habitantes, se toman muy en serio su lema nacional, baw pen nyang (pronunciado bo pe ñaa, no te preocupes). Los Laosianos creen que lo que determina la suerte es el karma, por lo que no se preocupan mucho por el futuro.

El 80% de la población vive en zonas rurales y se dedica a labores manuales (plantar y cosechar el arroz u otros cereales). Aquí se recoge el arroz una vez al año, por lo que existen periodos de trabajo intenso y largos meses de calma. Durante esos meses más tranquilos los hombres se dedican a la caza y la pesca, mientras que las mujeres recogen fruta y leña.

Para experimentar el auténtico Laos tienes que salir de las capital y aventurarte en el campo. Hoy en día no es difícil encontrar alojamientos familiares que acogen a extranjeros a cambio de una pequeña ayuda. Dormir, comer y vivir exactamente como ellos te hace entender cual es la verdadera realidad del país.

La aldea en la cual estoy alojado, Ban Thieng, es un lugar realmente pequeño. La única carretera que hay está cubierta de polvo y llena de niños brincando al salir del colegio. Desde el primer momento en el que empezamos a caminar por el polvoriento camino, todos los aldeanos nos recibieron con grandes sonrisas y muchos sabai-dii (hola! en el idioma local).

Nola Guest House es mi casa durante estos días. La historia de este lugar merece ser contada, es una historia de amistad y confianza entre una familia laosiana y Alejandro (Alec para los locales), un viajero de gran corazón que se perdió por el pueblo de Ban Thieng hace ya 15 años.

“El Capitán”, un granjero local y su familia vendieron las gallinas que tenían para ayudar a Alec a salir del país después de éste se quedara sin dinero (le comprendo perfectamente, gestionar el dinero es difícil en Laos, el cambio es tan abismal que acabas viajando con millones de Kips en billetes pequeños… y hace 15 años no había cajeros en el país, imaginad). A partir de ese momento nació una gran sintonía entre los dos; Alec vino anualmente a visitarles hasta que un día una charla con la familia acabó resultando en la creación del Nola Guest House.

Totalmente alejado de los circuitos turísticos, este lugar se sitúa en la orilla del río Nam Lik, en el distrito de Kasi, a unos 50 kilometros al norte de Vang Vieng. Los paisajes y la hospitalidad de esta gran familia laosiana te cautivan desde el primer momento, es una experiencia que muestra el lado más puro de la humanidad.

Las comidas se hacen en el suelo sobre alfombrillas. Mosquito, nieta del Capitán, nos regala cada día una experiencia culinaria en toda regla. Comemos verdura fresca del huerto y fruta recién cogida de de las montañas.

Si algún día quieres romper con la calma y vivir una experiencia salvaje, siempre puedes adentrarte en la jungla que está a escasos kilometros abriéndote paso con un machete e intentando que no te devoren las sanguijuelas que invaden los arroyos. Suerte que Totó (un chico de la aldea) y Dingo (el perro del Nola) estuvieron presentes en todo momento y, pese a los pequeños accidentes, la excursión resultó de lo más entretenida.

A la vuelta nos esperaba una gran celebración. La tradición en la aldea manda que a los 10 días del nacimiento de un bebé o del fallecimiento de un anciano, la gente tiene que reunirse a pasar la noche juntos, bien hablando o jugando a cartas. En nuestro caso se trataba de una celebración, una niña había nacido hace pocos días en la aldea de Ban Thieng. El ambiente era muy curioso, hay que ver la seriedad con la que se toman los laosianos las partidas de cartas ya sean juegos tradicionales o el UNO.

Este lugar es una experiencia de valor incalculable, desde el primer momento la calma nos invade y el reloj pierde su valor. Aquí vienes a descansar, a jugar con los niños e interactuar con los aldeanos. Sin conexión a internet, ni cobertura, vuelves a aprender lo necesario que es hablar con las personas sin estar pendiente de preocupaciones. El resto del mundo y sus problemas aquí no existen.

Arquitecto y Fotógrafo, siempre he querido reflejar en mis fotografías la grandeza de los paisajes capturando el genius loci.Dérive Studio es el lugar en el que combino mi trabajo como arquitecto con mi mirada personal sobre escenas urbanas, vida salvaje y naturaleza.www.derivestudio.com

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